Para los que entran en el oficio

Hasta no hace mucho tiempo la razón principal para que uno quisiera convertirse en DJ era la de compartir con los demás la pasión por la música, hasta llegar a límites de obsesión y excentricismo poco usuales. Hoy día la carrera por pinchar discos se ha degenerado un poco en mi opinión, al volverse más popular y glamorosa incita a muchos más jóvenes, y no tan jóvenes, a meterse en el mundo por mero interés, como el dinero, la celebridad o la fama. Lo que uno necesita para convertirse en discjockey no es más que experiencia, constancia, sensibilidad y pasión por lo que hace, como en todos los oficios vamos. Lo que está claro es que el DJ que se mete en el meollo para llegar al fin y no disfruta del camino puede que se convierta en un discjockey con éxito, pero para los que pertenecemos al oficio jamás se convertirá en un gran DJ.

La magia de hacer dijing contiene improvisación y emociones, muchas emociones, así como experiencia y conocimiento de su repertorio musical y qué hace mover a las masas. Un discjockey no sigue unas pautas o un manual, ha de hacerlo a su manera, sobretodo con un modo de hacer personal y distintivo. La experiencia y la práctica constante te enseñan a reconocer la música que transmite más energía y la que provoca más emociones a los que la escuchan, por ejemplo Jaguar de DJ Rolando, para mí uno de los mayores temas underground de la historia. La profesión está compuesta en parte por técnica, creatividad y talento, sin una buena combinación de las tres jamás se conseguirá hacer una sesión que haga temblar la sala donde esté el DJ.

Un músico, sea increíble o no, siempre se encontrará encorsetado en las limitaciones musicales que ofrece el instrumento que domina, pero un discjockey tiene a su alcance toda la historia de la música, ya grabada y en su bolsillo, eso le da una gran ventaja y autonomía a la hora de conseguir sonidos nuevos que harán temblar la pista. Un músico o una banda musical quiera o no tendrá que enfocarse en su repertorio musical propio, pudiendo hacer como mucho una versión o conmemoración de una canción ajena. El discjockey tiene en su poder a todos los músicos, grupos, productores y canciones habidos y por haber, ¡que más pueden pedir! Lo mejor de todo es en el momento en que escoges los mejores compases de distintas canciones para crear una melodía nueva, igual de explosiva y demoledora. Aunque, siendo sinceros, el músico está mucho más valorado y reconocido en la sociedad, jamás conseguirá mover la corriente de energía que emana el DJ en su sesión.