Ser deejay es… (publicado en la revista deejay magazine en Marzo 2010)


Hace unos meses me dio por hojear la versión inglesa de DJ MAG y me fije en que había un top 100 mundial de djs elegido por votación popular. En las primeras posiciones estaban los habituales que todos vosotros ya supondréis, pero a partir digamos del numero 15 comenzaban a aparecer algunos nombres de los que jamás había oído hablar. Me pareció curioso, pero lo que más me sorprendió fue que pese a haber pinchas de todos los países –ergo no solo era ingles el top 100- el primer dj español era Wally Lopez en el numero 62, y de ahí hasta el 100… ¡¡ninguno más!!. ¿Significa esto que el nivel del djying en nuestro país es muy bajo?, yo considero que no, en absoluto. Se por propia experiencia que los de aquí estamos muy valorados por la pasión, calidad y profesionalidad de nuestros sets. Entonces… ¿Cual es el problema?, supongo que tendremos que buscarlo en el ámbito de la promoción. Ya conté en un artículo anterior como llegaron los ingleses hace unos 20 años a Ibiza con su marketing de club, vinieron, vieron, triunfaron, y se supone que nosotros tendríamos que haber aprendido un poco mas de sus métodos. Ellos siempre supieron que la piedra angular de una noche, de una fiesta, somos nosotros los djs, y centraron su promoción en la música y el pincha. Es posible que por nuestros pagos, pese a existir un par de promotoras que han tenido muchísimo éxito, la base del evento sea más la fiesta en sí, el espectáculo, la decoración y el motivo vaya, que el deejay.

Si me preguntan qué es lo más importante para un dj no tengo ninguna duda en responder que lo primero para ser un buen profesional es saber elegir los temas. La técnica se puede aprender fácilmente, a mi me parece más complicado programar el mando de la televisión. Seguro que hasta un mono bien entrenado –y no te digo ya con tracktors y demás parafernalia- acabaría mezclando, pero jamás sabría escoger la música. Ahí está el quid de la cuestión. Estaréis conmigo en que hay mucho fake en nuestro ambiente, mucho dj de pacotilla y pseudo productor que medra gracias a su descaro y habilidades sociales. Tipos que se denominan productores y que serían incapaces de conectar una tarjeta de sonido o a los que la palabra MIDI les suena a una región de Francia –el tema ya sabemos quién se lo hace, ellos solo dicen si les gusta o no lo que va surgiendo del estudio mientras se ocupan del catering-, deejays que no compran un disco desde hace diez años y que solo pinchan las cuatro labels que les mandan promoción –estos son los que van fluctuando de sonido dependiendo del camino estilístico que tomen los sellos que le proveen-, el sujeto que va y te suelta: “Oye tio, grabame un cd con las mejores que tengas de house que tengo un bolo”, el que va picando por ahí lo que escucha y a veces pincha tracks de los que no sabe ni el nombre, el que te invita a pinchar y en cuanto pones un tema que le gusta le falta tiempo para apuntárselo sin preguntarte o ir a copiarlo en cuanto lo escupe el pioneer, gente que no busca, que no investiga, que no se lo curra. Gente que vampiriza lo que escucha y así se hace la maleta. Supongo que como saben que además de necesitarse tiempo no siempre es fácil descubrir cuál es el mix bueno de un release, y más ahora que hay muchos que vienen con cuatro, cinco o más mezclas diferentes, prefieren que se lo den masticado y envuelto para regalo. Ya el colmo sería ese personaje que vino a casa hace unos años a pedirme la maleta porque le habían ofrecido un trabajo y querían mi sonido. Por supuesto que yo, como todos nosotros, he preguntando por temas que me gustaban, me los he apuntado y los he comprado. Eso si, siempre en ocasiones puntuales y por tracks de esos que parecen hechos para ti, que encajan perfectamente en tu set. Pero sinceramente no me gusta hacerlo. Creo que hay suficiente música actualmente –mucha más que en ninguna otra época- para que todos podamos tener nuestro propio material sin tener que ir pinchando lo que ponen los demás. Está claro que coincidiremos en muchos temas, pero esto no significa nada más que hemos tenido el mismo gusto a la hora de elegirlo. Me parece algo muy positivo el que gente joven, gente que está comenzando y se toma el djying como diversión o hobby, copie la música de otros djs mas conocidos y experimentados. Pero también considero que nosotros los profesionales nos hemos de hacer con nuestros propios discos, personales e intransferibles. Además considero que deberíamos dar ejemplo y ser los primeros en comprarlos. Nos ganamos bastante bien la vida como para tener que ir buscándonos el material gratis.

Si no buscas la música, si no tienes un estilo personal con discos que tú mismo has encontrado y seleccionado, por muy buena técnica, gracejo o carisma tengas, pues que quieres que te diga… No eres un dj profesional.

Artículo rebloggeado de ponteunasplacas el 12 de marzo de 2012.

¿De dónde proviene la maestría del DJ?

Nadie sabe exactamente porqué un DJ se convierte en un gran DJ. Lo único que se aprecia a simple vista es el talento que posee y la pasión que emana en cada una de sus sesiones, al igual que ocurre con los grandes músicos, un sentido estético muy desarrollado, un amor inhumando hacia la música que además emana un aura de emoción que se contagia a los demás. Es necesaria la habilidad de identificar timbres y tonos, un gran sentido del ritmo, una memoria musical espléndida, así muchas más capacidades. La obsesión de los grandes DJ de enfocar el camino exclusivamente hacia esa vía les ayuda a conseguir más tiempo, experiencia y aprendizaje en la carrera del discjockey, dejando a un lado todo lo demás, a veces con preocupación (los hay que equiparan el hecho de buscar discos nuevos con el sexo).

Para cualquier DJ la necesidad de descubrir música nueva, desconocida y underground que luego comparte con su público allá donde vaya, es una experiencia reconfortante y orgásmica. Nunca es suficiente la música que poseas, que tu biblioteca ocupe todo tu salón, nunca será suficiente para esos apasionados que aunque ganen la lotería lo verán insuficiente, siempre habrá más música que escuchar o discos que te lleguen al corazón. Un gran DJ no busca la fama, ni el dinero ni el poder, simplemente hacen lo que más les gusta y con el tiempo por arte de magia se encuentran en las primeras clasificaciones de los discjockeys más populares y exitosos.

¿Por qué quieres ser DJ?

¿Qué es lo que realmente te llama más la atención cuando te planteas ser discjockey? ¿Realmente amas la música más que otra cosa? ¿O el propósito real es alcanzar la fama a cualquier precio? Es una pregunta retórica, pero has de plantearte sinceramente si quieres ejercer la profesión porque tu cuerpo te lo pide y no puedes vivir sin ello. Como cualquier profesión en esta vida, encuentras a personas que no tuvieron más remedio que formar parte de ella, las que lo hacen porque no encuentran otra cosa mejor y los que han vivido con y para ese propósito, principalmente la necesidad imperiosa de querer compartir las emociones y sentimientos que te transmite la música con los demás. Si ese Don sectario musical acabarás convirtiéndote en otro autómata pinchadiscos.

Los nuevos discjockeys que se unen al carro se piensan que con tener buena técnica y acceso a los temas más punteros o de moda ya tienen el oficio asegurado, ¡ni por asomo! Las motivaciones primigenias se olvidan con demasiada facilidad una vez ha pasado el tiempo, en cambio si son tus únicas motivaciones las tienes siempre presentes. Se han llegado a ver casos en foros de Internet donde un usuario preguntaba: “Quiero ser DJ, ¿qué tipo de música tengo que poner?” ¿Estamos locos? Otra agonía es la obsesión por las mezclas, ¡a mezclarlo todo se ha dicho! La mezcla recae principalmente en el estilo musical que pinches, no siempre es necesaria la mezcla constante entre temas según el estilo, lo importante es que fluya la sesión, no la técnica. La clave está en saber qué disco pinchar en el momento idóneo más que introducirlo con todo tipo de mezclas. Existen discjockeys de reputación internacional que no dominan la técnica de la mezcla a la perfección y se limitan a pinchar un disco tras otro, pero que saben perfectamente cual es el próximo tema a poner, dejando en un segundo plano la calidad de la mezcla, haciendo tan sorprendente la sesión que el público se olvida por un momento de la técnica o el descuadre si llega a darse el caso.

Si tu música aborrece o está mal escogida en el momento más inoportuno, ni la mejor técnica ni el mejor ritmo podrán salvar la sesión. La maestría por la mezcla debería enfocarse en el turntablismo y no en el dijing, optando a prestigiosos concursos de DMC. Cada cosa en su sitio, ya que, un discjockey no dura un minuto en un concurso de DMC ni tampoco un público aguanta más de una hora escuchando únicamente turntablism. Es cómo si un cocinero se centrara tanto en buscar los mejores utensilios e ingredientes que luego se olvidara de cocinar. Lo importante en el oficio es dar rienda suelta a la creatividad, crear tu propio estilo de mezcla, adecuado a tu ritmo y sesiones, además de aprender constantemente de los demás, como todo oficio. Cuando el DJ está realmente ante el público en la sala y comienza a interactuar con ellos a través de la música es cuando realmente comienza a acumular experiencia y creatividad, una labor de aprendizaje continuo durante toda la carrera del DJ.

¿Cómo ha evolucionado el oficio del DJ?

El discjockey es la punta de la flecha de la energía musical que invade la sala, el personaje que gestiona la fuerza emocional que radiar, con un impacto melódico y psicológico sobre el público que hará desaparecer el tiempo, el cansancio y las preocupaciones. Consigue mezclar las mejores canciones del momento y contexto, añádele algunos fragmentos más y conseguirás una reacción de euforia en quien lo escuche. Por supuesto que a la cultura no se le escapa nadie, por eso la misma junto al contexto de desarrollo del dj afectará sobre los gustos musicales y su forma de hacer sobre la pista. Además de la influencia que hace la cultura sobre el DJ podríamos hablar de la cultura que ejerce él sobre el público, progresivamente transforma los gustos de quien le escucha, hace de explorador musical para su audiencia, el probador oficial de lo nuevo y vanguardia de lo experimental.

El DJ también tiene sus poderes y responsabilidades, ninguna canción, sonido o movimiento musical se alza sin que ellos hagan su aprobación final, cierto es que las bandas musicales mueven masas y consiguen millones de fans, pero si no fuera en parte gracias a la influencia que ejercen los discjockey al pinchar sus últimos temas, parte de esa fama obtenida desaparecería. La gran diferencia entre los músicos y bandas con los DJ es que, mientras que los primeros se encierran en el búnker que protege su mejor año y difícilmente lo abandonan, los discjockeys han de evolucionar constantemente. ¿Os imagináis que un discjockey actuara durante toda una temporada el mismo repertorio musical?, estaría más que desterrado, ¿verdad?, en cambio el público reclama a las bandas que pongan siempre sus temas favoritos sin caer en el aburrimiento. También en parte es debido a las políticas que ejercen las discográficas y los medios sobre las bandas, poder que no afecta sobre el discjockey, libre para pinchar lo que quiera.

El discjockey ha sido el mayor difusor y propagador de música en el último siglo, desde el comienzo del Rhythm and Blues  y el Rock’n’Roll.  El DJ ha robado los derechos de autor escogiendo pequeños fragmentos de toda la música habida y por haber sin que la ley pueda hacer nada para detenerlo, conspirando siempre contra el músico para relegar su actuación nocturna. Una vez establecido el Rock y el Pop en el mercado, los movimientos musicales nuevos han aparecido siempre acompañados del choque de vinilos o de la mezcla de sonidos sobre la marcha, en la mesa de mezclas del discjockey. Así el Garaje, Drum’n’Bass, House, Techno, Disco, Rap o Reggae, así como géneros más modernos como el Electro, Schranz, Progressive, Trance, Hip Hop, Dubstep, etc. se gestaron de la mano de los discjockeys para darse a conocer por el mundo. Éstos géneros musicales son la evolución natural que acompañan a la dinámica del DJ en su afán por mantener la intensidad y energía sobre la pista de baile, ante un público cada vez más difícil de satisfacer.

Actualmente los discjockeys han alcanzado su madurez al relevar a las bandas musicales en el mercado discográfico y de eventos. Ahora, además de convivir los álbumes tradicionales con las recopilaciones hechas por DJs, las recopilaciones han ganado un terreno gigantesco ante los álbumes, convirtiéndose en el referente de la música actual y de moda. Por tanto, el discjockey ha conseguido al fin la reputación y respeto que se merecía. Todo esto en comparación a sus inicios, donde recogía los vasos y servía en la barra además de actuar en la cabina, ahora se ha convertido en el personaje más rico que cualquiera en el club. Ahora los grandes DJs saben que pueden jugar con su público, al igual que ellos saben que les harán sentir emociones como si se trataran de su amante, se ha abierto la alfombra roja a los discjockeys, ofreciéndoles entrar en el loco mundo de la fama. Veremos que ocurre en unos años…

Discjockey

Un coctel molotov musical

Los discjockeys absorben toda la grandeza musical y la comprimen para crear una nueva narración, al igual que el cocinero que combina ingredientes y platos ya existentes para crear nuevas obras muy suculentas. Los DJs condensan en una sesión la experiencia y el talento de cientos de músicos a lo largo de la historia musical, consiguiendo mezclar lo que es bueno y adecuado según el momento y la audiencia para crear la noche perfecta. Los discjockeys no buscan la mezcla fácil ni escogen los temas al libre albedrío, cuando los escuchas te están ofreciendo una actuación única e irrepetible, no sólo escogiendo los temas más punteros sino que piensan a conciencia que tema utilizar en cada momento. Todo esto dependiendo del público que tiene delante, a la espera de ser sorprendidos y emocionados.

La verdadera habilidad del discjockey reside principalmente en conocer toda la música, y no me refiero a un género en concreto, sino tener conocimiento de la mejor música existente y por haber. Encontrar la música y comprender lo que transmite no se da fácilmente, se necesitan muchos años de trabajo de campo detrás. Los grandes discjockeys conocidos actualmente son la vanguardia musical, principalmente por su gran experiencia de años a sus espaldas que los ayudan a descubrir la música más puntera incluso antes de que sea puesta a la venta en el mercado. Aunque muchos no lo vean así, parte de la emoción y felicidad que obtienen los DJs con su oficio recae en la búsqueda de música en los lugares más recónditos que te puedas imaginar, desde las tiendas de discos más underground, interminables listas de discos que se pueden encontrar en Internet (echad un ojo a Beatport o Juno para daros cuenta de la cantidad de música que hay), las pilas de discos antiguos que puedes encontrar en casa de tus familiares y así infinitud de lugares. La búsqueda musical es el trabajo duro que llevan a la espalda los discjockeys antes de conseguir disfrutar durante la sesión, de ahí que sea necesaria una jornada a tiempo completo si quieres controlar la situación y no acabar desbordado.

Otra labor que no menos importante es la de conocer a tu público, conocer lo que transmite emociones y sensaciones a la gente que te está escuchando, personas que están dedicando parte de su tiempo a recibir lo que quieres compartir con ellos, ¡todo un gran honor! Comenzando por conocerse a sí mismo, con tus gustos musicales particulares, llega el momento de averiguar que le gusta a los demás.  El discjockey cuando está sobre la tarima ha de convertirse en una máquina multitarea si quiere conseguir con éxito que termine bien la noche, por una parte ha de descubrir que hará bailar y enloquecer a su público, indagar en su cerebro para encontrar la mejor sintonía de temas que hará la sesión tan especial, por no olvidar pinchar los temas de la sesión correctamente y con estilo. Un cocinero sabe cual es la combinación de sabores más explosiva, al igual que un músico sabe encontrar la combinación de notas que resultará en un sonido tan especial, un gran discjockey sabrá que temas escoger para hacer perder la cabeza a los que la escuchen.